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Post por illander el Jun 18, 2007 16:21:14 GMT 1
Mientras los reinos humanos se separaban, los Guardianes permanecían en constante vigilancia. Hubo un Guardián que se distinguió como un gran luchador contra la sombra, Magna Aegwynn. Aegwynn buscaba y daba caza a todos los demonios allí donde los encontrara, pero en ocasiones cuestionaba la autoridad del Concilio de Tirisfal, dominado por hombres. Aegwynn pensaba que los elfos y los ancianos del concilio no tenían madera para vencer a la sombra. Cansada por las largas discusiones y debates, Aegwynn demostraba un valor más allá del entendimiento en situaciones cruciales. Su dominio del poder de Tirisfal crecía y Aegwynn acabó descubriendo que un numeroso grupo de demonios estaba apareciendo en el continente helado de Northrend. Aegwynn viajó hasta el continente gélido y encontró a los demonios entre las montañas. Descubrió que los demonios habían dado caza a uno de los últimos dragones supervivientes y absorbido su magia ancestral. Los poderosos hijos de Malygos el tejedor de conjuros, los dragones azules, habían decidido combatir los poderes de la Legión ellos mismos ante el aumento de las sociedades mortales del mundo. Aegwynn se enfrentó a los demonios, y con ayuda de los dragones, los derrotó. Pero tan pronto como el último dragón despareció del mundo, una terrible tormenta sacudió los cielos del norte y Sargeras emergió sobre Northrend. Sargeras le dijo a Aegwynn que el tiempo de Tirisfal se agotaba, y que el mundo llegaría a su fin, devorado por la Legión. Aegwynn arremetió contra el demonio, y acabó con la forma física de Sargeras con alarmante facilidad. Tras esto, Aegwynn llevó el cuerpo de Sargeras a uno de los antiguos salones de Kalimdor, que se encontraba cerca del punto donde colapsó el Pozo de la Eternidad, en el centro del Gran Mar. Aegwynn nunca sospechó que ese era el plan de Sargeras.
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