Prologo
Diario de navegación de Gallow Hachafria
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Van diez días que partimos de las tierras del este, atrás solo nos quedan recuerdos y unas tierras devastadas por esas criaturas de procedencia oscura, y, por delante solo tenemos la pobre esperanza de encontrar un nuevo hogar, no he tocado este viejo diario en años pero tengo que tomar registro de los siguientes acontecimientos si no ¿Quién lo hará?. Hace once días yo estaba enseñando a mis hijos Gallow y Exmeth a manejar la ballesta y la espada en una gran fortaleza que perteneció al clan Hachafria por miles de años y lo he perdido en un par de semanas, pensé que podría defenderlo contra esas sombras, que incrédulo fui, ni la mejor hacha les hiso el menor corte a ninguna de ellas. Hace diez días me veo peleando por mi vida y la de los míos, muriéndome por llegar al muelle más cercano, afortunadamente Mirith mi más leal lacayo tenía lista una flota de veinticinco barcos, apenas había hombres suficientes para que los tripularan pero fueron los suficiente para que yo, mis hijos y mi mermado pueblo escapara de una terrible muerte. Supe al quinto día en altamar que otros grandes clanes como los Manohierro, Guardwar, Sablelazuli, Frozerune e incluso el rey Bigford también lograron escapar de aquellas ya dadas por perdidas tierras, la más numerosa flota es la de Sablelazuli con cincuenta y cinco naves y siete mil enanos después de Sablelazuli sigue el rey con cuarenta naves y con cinco mil quinientos activos, aún somos muchos eso es bueno para nuestra raza, pero yo me pregunto, ¿el que Sablelazuli tenga más hombres que el mismo rey será un factor que propicie una nueva revolución?, todos le juramos lealtad a Bigford pero no hace muchos años los Sablelazuli se alzaron contra el rey para hacerse con la corona, dos años de lucha al fin sometieron a los insurgentes y logramos que se incorporaran al reino de Bigford pero eso fue en las tierras del este, no en el mar ni en otro lugar, no con tantas tropas al servicio de Sablelazuli y tan pocas al servicio del rey ¿tiene el mismo poder Bigford en el este, que en medio del océano?, esas son algunas de las preguntas que me he planteado después de que partimos, supongo que solo el tiempo me responderá aquellas cuestiones. Ayer recibí un mensaje del rey, todos los líderes de los clanes sobrevivientes nos reuniremos en un islote que descubrió una nave de Manohierro, es muy pequeño y tiene pocos recursos naturales, los explotaremos un par de días que es lo que nos duraran y tendremos la reunión, será mejor que duerma no he dormido desde el día que zarpamos pero mañana será un día largo y será mejor que intente conciliar el sueño.
I
Al momento que Gallow tomaba una gran bocanada de aire y se incorporaba rápida mente, con la frente perlada con su sudor veía como su espalda había dejado marcas del mismo en las cobijas de su catre. Había tenido una noche agitada llena de pesadillas relacionadas con fantasmas del pasado, desde la muerte de su mujer durante el parto de su tercer y también fallecido hijo, revivió lucidamente el recuerdo de cuando su hermano Bormir fue tomado prisionero y posterior mente degollado por “los altos” en la tercera guerra contra los hombres hasta la noche que perdió su castillo ante las sombras etéreas paso ante sus ojos aquella noche. Fue una noche horrible donde todos los seres del este; hombres, orcos, trols e incluso otros enanos que Gallow mato en batalla se la aparecían con los rostros suplicantes y llenos de pánico que tenían antes de que su hacha de guerra les partiera por la mitad, todos lanzando aullidos de sufrimiento que desgarraban los oídos de Gallow.
Cuando al fin Gallow pudo despejar su mente de aquellas pesadillas, paso a tomar asiento en una meza pequeña que estaba en su camarote tomo un cuerno de carnero hueco adornado con chapa de oro y con el grabado de una serpiente marina a un lado, con ojos de rubíes, lo lleno de cerveza de su barril que estaba en una cómoda al lado de su catre y bebió un trago, aquel refrescante liquido fue un néctar que borro el sabor amargo de aquellos feos sueños, Gallow soltó un intenso suspiro y cerró los ojos por un segundo, que él sintió, fue una largo momento. Cuando abrió nuevamente los ojos, Mirith, su fiel lacayo estaba frente a él con esos ojos verdes, raros de encontrar en enanos, su larga barba negra como el carbón echa una gran trenza que estaba a poco de tocar la cubierta del barco, su pequeña sonrisa amarillenta de siempre con dos dientes de oro y los rasgos toscos característicos de todo enano
-No sabía que gustabais de tan finos utensilios jefe- dijo Mirith mientras pasaba a tomar asiento junto a Gallow.
Gallow se quedo observando el cuerno de carnero un momento - Fue un regalo de bodas de mi hermano Bormir.
-aahh, así que seguís de luto por aquella perdida –carraspeo su garganta- perdón, aquellas perdidas, ese cuerno es muy fino no veía uno así desde que fui a un mercado humano.
Aunque buenos mineros y amantes de la herrería los enanos no adornan con piedras bonitas sus armas, armaduras ni mucho menos trastos para alimentarse de menor importancia, aunque armas que tienen una trayectoria legendaria si tienen adornos menores.
-sí, maldita la hora en que te lo llevaste a las tierras de los humanos y adquirió esas costumbres de altos –tomo otro sorbo de cerveza del cuerno.
-fue una expedición divertida llena vino, comida y peleas de taberna-empezó a reír Mirith- alguna vez os conto que incendiamos la biblioteca del colegio de magia con licor de hiervas y una veladora-siguió riendo- o cuando ebrios entramos al palacio de un noble y robamos una montura de un ciervo blanco je je je ese estúpido alto nunca supo que le paso a su trofeo de caza.
-¡Mirith!- Gallow no estaba de humor para historias de borrachos.
-si jefe – su risa se ahogo en un tragar de saliva nervioso.
-¿a qué has venido?
-am, hemos llegado al islote jefe.
-De a cuerdo, prepara los botes para el desembarco, dile a los enanos que monten mi tienda, ya no quiero dormir en el mar, afilen mi hacha de guerra y mándame a mi mozo personal, tengo que arreglarme para la reunión con el rey y en el nombre del dios forjador, decidle al mayordomo que no me ponga ropa de cama tan abrigadora estamos en medio del mar y dile a Exmeth que se prepare, viene conmigo
-si jefe- Mirith hizo un reverencia con su mano como gesto de despedida y salió del camerino de Gallow.
Al cabo de un rato llego el mozo de Gallow un joven enano de unos veinticinco años, Hachafria le pidió que le arreglara un jubón de algodón color crema un pantalón del mismo material pero color marrón oscuro, pidió un chaleco un par de guantes y botas de cuero café tachonado con clavos de hierro. Le pidió que le arreglara la trenza de la barba y del cabello de un castaño obscuro, pero ya muy canoso y que develaba su algo avanzada edad, se puso su cinto con su apartado para colgar su hacha, se enfundo una daga y cuchillos arrojadizos, una mala costumbre la de salir bien armado que había adquirido durante las épocas de guerra, y finalmente se coloco un anillo de plata con forma de dos serpientes mordiendo un hacha símbolo de matrimonio en un enano proveniente de las tierras de Hachafria, Gallow aun conservaba y usaba el suyo a pesar de haber enviudado ya hace mucho, antes de la tercer guerra contra los altos.
Cuando Gallow termino de arreglarse despidió al mozo, tomo otro poco de cerveza y salió de su camarote, la luz del sol era intensa y la briza marina era revitalizadora Gallow respiro profundamente y dirigió su mirada al grupo de enanos que estaban descargando las cosas del barco.
-¡Capitán en cubierta!
Todos dejaron lo que estaban haciendo e hicieron una reverencia a Gallow, él solo les saludo con la mano y las actividades siguieron, Gallow llego hasta la proa de su nave insignia “El dragón de sal” un gran barco estilo dromón con un dragón tallado en la proa del barco con una gran leyenda tras su nombre y su talladura característica, Mirith y un oficial de la nave se le acercaron
-jefe todo está listo para el desembarco en el islote- dijo Mirith.
-¿han llegado ya los demás señores de los clanes?-contesto Gallow mientras se llevaba una mano a la frente para cubrirse del sol.
- Manohierro y Guardwar ya están desembarcando, Frozerune y el rey Bigford ya instalaron tiendas y campamentos mineros…
-¿mineros?- Gallow interrumpió a Mirith, se le hacía raro montar campamentos mineros en una isla tan pequeña.
-si, al parecer hay varias vetas de hierro, les duraran un par de días, quizás semanas –menciono el oficial.
-bueno, ¿y Gargen Sablelazuli?- a Galow le interesaba más aquel nombre que el del mismo rey
-llego una pequeña nave con su hijo y muy pocos marineros
-«claro Gargen debe de estarce alistando con su ejército». ¿El tiene el mandoble?
-si, Gargen nombro a su hijo guardián del filo hace dos noches -volvió a interrumpir el oficial
Se les acerco un herrero y le entrego a Gallow un hacha de doble filo de acero blanco con mango de cuerno de ciervo con una placa de oro con “Hachafria” gravado, la muñequera del hacha era de piel de lobo huargo, se la colgó en el cinto y al cabo de unos pasos su hijo mayor se les unió.
Gallow, su hijo, Mirith y el oficial anduvieron hasta llegar a un bote pequeño y pasaron a ocuparlo, remaron hasta llegar al islote en él se podían ver los estandartes de los altos clanes sobrevivientes; el lobo gris de los Cyradell de los clanes de las minas, el águila azul de los Grober, montañeses, el lagarto negro de los Zuscall de los clanes de los pantanos, el leopardo negro de los Dust de los clanes de la selva roja, también los estandartes de los guardianes del reino enano se alzaban la Maza de Manohierro, el martillo de Guardwar el baston de tres orbes de Frozerune asi como el hacha de los Hachafria estaba a punto de alzarse a lado de los otros, los estandartes de los guardianes eran herramientas que simbolizaban que ellos mantenían unido el reino. Cientos de estandartes y cientos de tiendas todos estaban artos de dormir meciéndose en el agua, había muchas hogueras con muchos guisos diferentes, un puesto medico para muchos que aun no habían recibido atención medica tras la caída de las tierras de este, y en medio del islote una gran carpa amarilla con carmesí se alzaba sobre las demás, estaba rodeada de lanceros con cotas de maya y armaduras pesadas de hierro, cuando Gallow entro a la carpa real, dejando a su hijo y a sus oficiales buscando tareas para ayudar a quien pudieran, se encontró con una larga meza y un gran festín, había un gran lechón asado condimentado con cominos y pimienta, manzanas envinadas y un gran cuenco con estofado de pescado, detrás de la meza estaba sentado el rey Bigford con un una pata del que alguna vez fue un carnero asado completo, al lado derecho estaba Harred Manohierro el guardián de la arquitectura era un jefe peligroso, si se quería deshacer de ti no lo hacía con su maza (aunque bien podría), no, el solamente quitaba una roca de tu casa o castillo y este se derrumbaba sobre ti como si fuera arena, el se encargaba de construir puentes, casas, palacios, todo. Todo el gremio de arquitectos y de constructores le es leal y claro tiene una nada despreciable cantidad de guerreros a su disposición. Harred estaba vestido con un atuendo negro y una capa color verde olivo con una maza de acero negro de mango de ébano y adornos en oro colgándole de la cintura, estaba devorando un par de pollos asados, mas a la derecha estaba Thiago Guardwar con un jubón azul marino y su matillo de guerra le colgaba en su espalda un gran martillo de acero con runas arcanas en los laterales de la cabeza del martillo, Guardwar era el guardián del hierro, su bisabuelo fue quien forjo las 5 armas de los guardianes enanos y la corona de cobre con gemas del mismo rey, señor de los herreros y los mineros el proporcionaba armas y armaduras a todo el reino enano, antes de la llegada de las sombras etéreas, dominaba las tierras mas ricas en minerales de todo el reino.
A la izquierda del rey estaba Kodran Frozerune con una pesada túnica blanca con roja de una tela muy gruesa y pesada, él era guardián de la fe, era el jefe de todos lo referente a la religión del dios forjador que, aunque no tan importante para los enanos que solo usaban el nombre de su dios para maldecir, había muchos templos, misioneros, sacerdotes, el pueblo creyente, y los imponentes soldados de la forja; guerreros muy bien entrenados en el arte de los combates dispuestos a morir por su fe, aunque no tan numerosos, son mortales y se llevaran veinte soldados cada uno antes de caer o almenos esa era su fama. Frozerune portaba el báculo del dios forjador, un bastón de madera roja(se cree que está pintado con la sangre de las 5 razas de las tierras del este) con cuchillas a los lados y la cabeza estaba formada por tres orbes, uno de plata otro de oro y otro cobre, según la fe la plata había sido el material principal para la creación de los animales, los bosques, montañas y los cuerpos de agua, y que por eso quedaba tan poca y que los enanos habían sido creados a partir del oro por eso había aun mucho menos y por supuesto eran la otras razas creadas a partir de cobre pues solo eran pruebas de materiales del dios forjador , pero con el paso de los siglos la pureza de los materiales principales de la creación se fueron opacando, ensuciando y oxidando por eso el mundo ya no tenía el brillo de aquellos materiales.
Y detrás del rey Bigford estaba el otro, un hombre, bueno un muchacho alto de cabello castaño de unos dieciséis años, Gallow se sorprendió al verlo.
-mi rey-dijo Gallow mientras hincaba una rodilla en el suelo y mostrando el hacha blanca símbolo de su rango como guardián de guerra y sin apartar la mirada del muchacho.
-aaa ahí está, mi guardián de la guerra, pasa, toma asiento y cerveza y cordero, vamos será la última comida que no esté en salmuera que pruebes en mucho, muuucho tiempo.
-gracias alteza, eee, disculpe mi atrevimiento pero, quien nos acompaña.
-a él, es un humano, Ivar Bastian heredero del Fuerte de la Perla y las tierras del Rio de la Viuda, o al menos lo era antes de la invasión de las sombras.
- espere-Gallow se puso nervioso, era el mismo niño que había sacado de Fuerte de la Perla como garantía para que el señor de ese fuerte se comportara bien ante el reino enano- eres el hijo de Nicolás Bastian
-y su heredero-intervino el rey con copa en mano, quizás ya un poco ebrio.
-o lo era, cuando tenía algo que heredar-dijo Ivar con un tono que demostraba su enojo ante el tema.
Gallow se acerco para susurrarle al oído del rey – su alteza, no debería estar presente en una reunión del consejo.
-ha, esto no es una reunión del consejo-decía en tono burlón y casi gritando- esto es un pequeño festín para celebrar que sobrevivimos a aquel ataque la reunión será mañana, hoy bebe, come, disfruta. Mañana hablaremos de las penas, hoy celebremos la vida.
Después de decir esto entro un joven enano con una capa azul y un pesado mandoble en su espalda, era Edric Sablelazuli el nuevo guardián del filo, el guardián de la justicia del rey, era joven y musculoso pero se veía que se sentía desubicado no tenía experiencia tratando estos temas así que tomo asiento justo al lado de Gallow, en silencio solo abriendo la boca para meterle comida y vino. La noche se ahogo entre risas, música y el sonido apacible de las olas chocando contra la arena y la roca, y, por un momento todo pareció en calma, tranquilo, como si nada hubiese pasado. Gallow no tardo mucho tiempo en ser vencido por su debilidad hacia los licores fuertes y tanto su mente como su visión empezaba a trastornarse, así que decidió retirarse a su propia tienda.
Salió tambaleándose de la carpa del rey ya era alrededor de la media noche y la actividad en el campamento había cesado, todos menos los pocos guardias que había en turno estaban dormidos, las constelaciones en el firmamento nocturno se veían tan claras que Gallow tuvo que detenerse a contemplarlas por un instante, y, mientras observaba las estrellas, se sintió bien, camino hasta donde Mirith había montado su tienda, entro se quito el chaleco de cuero y encendió una lámpara de aceite, eso disperso la obscuridad de la tienda y mostro lo que estaba oculto en ella, era Ivar que al parecer estaba aún mas ebrio que Gallow, portaba una ballesta cargada y estaba apuntando a Gallow.
-no te muevas-dijo Ivar con una voz frágil, quebradiza como si quisiera soltarse en llanto- no pasaras de esta noche así que no des la alarma ni intentes nada estúpido.
Gallow se quedo paralizado sin saber que hacer o que decir incluso lo briago se le bajo – tú no hagas estupideces, que piensas que me clavaras eso en mi gargante y te irás caminando hasta tu cama como si nada
-no, te matare y luego escapare en un barco que robare.
-y como te robaras ese barco, aquí en la isla solo hay galeras grandes ancladas, no podrías mover ninguna de ellas por ti solo.
-am, am pues, ¡en un bote salvavidas!, si eso- su voz sonaba mas a llanto que a palabras.
-no llegaras lejos, mis vasallos te perseguirán en un gran navío y te harán pagar por mi muerte, mis hijos buscaran venganza- el alto estaba perdido, hiciera lo que hiciera- ¿Por qué quieres ver correr mi sangre?
-tú, am, tú me raptaste y mataste a mi pueblo, am a mi padre- el llanto ya trastornaba la voz-mi padre fue despojado de sus tierras, ¡mis tierras!, todo por tu culpa, ¡tú y tus soldados!
- tu pueblo, tu padre fueron ellos los empezaron la guerra en que perdieron sus dominios.
-eso no importa, no importa nada tal vez sea el ultimo humano que respira, y me marchare de este mundo pasando todos los enanos que pueda pos la espada- tomo la ballesta y apunto con ella a Gallow.
Gallow sabía que iba a morir, es mas tal vez lo deseara, volvería ver a su esposa y a su hermano, así que serró los ojos y espero que la saeta zumbara por el aire y le atravesara el esóf*go, pero paso algo muy distinto. Lo escucho, un sollozo o quizás un grito tan horrible, tan agudo, que Gallow tuvo que llevar sus manos a sus oídos para amortiguar el sonido. Alrededor de la isla se empezaron a aproximar nubes que hace unos momentos no estaban y bajo ellas se formaron gárgolas, poco mas que bestias, residuos sombríos de la obscuridad que emanaba de las nubes etéreas, en poco tiempo el campamento se volvió un caos.
Un soldado entro a la carpa de Gallow todo agitado jadeando y con el rostro congestionado, Gallow lo observo olvidando por un momento al humano- nos atacan jefe, las gárgolas nos atacan.
No pareció notar la situación en que estaban Gallow e Ivar y salió corriendo, cuando Hachafria regreso la mirada a Ivar el ya no estaba y la ballesta estaba en el suelo. Gallow tomo su hacha blanca y salió a toda prisa de su carpa, había un conflicto abierto en toda la isla, muchos enanos ni siquiera les dio tiempo de ponerse armadura y salieron casi desnudos a combatir a las gárgolas.
Gallow salió corriendo a buscar a su hijo o a Mirith atravesó casi toda la isla en medio de la batalla, pero no lo encontraba, pensó en buscarlo en su tienda al no verlo en la batalla pero antes de que llegara a ella se le atravesó una gárgola, Gallow dio un paso para atrás y así tomar impulso y lanzar un hachazo a la gárgola que le doblaba la estatura en la cabeza, la gárgola se movió rápido y lo evadió, la gárgola lanzo dentelladas como perro salvaje a Gallow que sin armadura las detuvo con el brazo libre, casi se lo arranco, pero en lo que la gárgola lo intentaba Gallow blandió su hacha y le atravesó las sienes, la criatura cayó en un grito de dolor mientras su sangre negra empapaba el rostro de Gallow. Gallow desatoro el hacha de la cabeza del animal y opto por seguir matando gárgolas en lugar de buscar a su hijo, pues el sabia como utilizar el acero, los soldados estaban dispersos y no tenían un punto para mantener posición así que con voz estruendosa empezó a dirigir a los combatientes, los llamo para que se formaran de tal modo que tuvieran ventaja táctica, se agruparon alrededor de unas tiendas y mantuvieron a las gárgolas a raya por un buen rato, Gallow estaba en la vanguardia como era su costumbre, una gárgola se le abalanzo emitiendo gritos de pesadilla pero Gallow la abatió con todos los cuchillos arrojadizos que llevaba antes de que se acercara a la formación, guerreros cayeron despedazados por garras y dientes el olor a sangre y a putrefacción impregnaba el aire, no había ballesteros ni arqueros que les dieran apoyo a distancia y el combate cuerpo a cuerpo estaba desgastando las fuerzas enanas. Los enanos por cuestiones de honor no abandonaban a sus capitanes sin mas, pero no podían mantener mas la posición. Gallow se vio rodeado sabia que esta batalla no podía acabar bien para el.
- Repliéguense- rugió Gallow- ¡todos a las naves!
El camino hacia los barcos era largo y las gárgolas se interponían, pero era la única opción
- Jefe- dijo Mirith acercándose a Gallow con sale en mano.
- Mirith, ¿dónde está mi hijo?
- A dirigido la guardia par el rey ya lo están sacando de la isla.
Eso era un alivio el rey y su hijo podrían ya estar a salvo pero aun faltaba el. Las gárgolas habían desecho ya la formación y cada enano estaba luchando por el mismo sin mirar atrás, Gallow se abrió camino entre cadáveres y tiendas de acampar desechas, y avanzó hasta la playa donde ya se podían divisar los barcos pero mas gárgolas estaban cerca de las embarcaciones. Sin darse cuenta una gárgola lo tumbo e hizo que su hacha cayera de su mano, la bestia sostenía los brazos de Gallow con sus garras, y su hocico estaba tan cerca de su cara que le podía ver le fondo de su boca, la gárgola lanzo un gruñido y su aliento se condenso en una nube de vaho con olor a carne podrida, con un esfuerzo impresionante, Gallow logro zafar un brazo y golpeo el hocico de la gárgola, esta reacciono al instante y detuvo un puñetazo arrancándole el meñique y el anular de la mano derecha a Gallow. El dolor que sintió fue tan horrible que se acalambro el brazo y lo dejo inmóvil, todo estaba perdido para el y para su gente pues no eran suficientes para soportan los ataques de tantas gárgolas, entonces se escucho el crujir del vidrio al romperse, y llamas de miles de colores iluminaron la isla y el resplandor fue tal que las gárgolas, debido a su procedencia obscura se fueron carbonizando chillando con esos gritos característicos, el fuego dio una última explosión multicolor y así de rápido como llegaron las llamas, se desvanecieron y la noche se volvió a hacer presente. Gallow perdió el conocimiento ante el dolor, no sin antes de ver a sus guerreros alzar un grito de victoria al aire.
-(nuevas pesadillas que agregar a la lista)- pensó Gallow mientras el dolor lo hacía desmallarse.
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